CALI, Colombia.- Miles de delegados de todo el mundo se darán cita en la ciudad colombiana de Cali para hacer la “paz con la naturaleza” en la COP16, una cumbre bajo amenaza guerrillera que aspira a salvaguardar la biodiversidad del planeta.

Unos 12.000 participantes, entre ellos siete jefes de Estado, se reunirán desde el lunes bajo un dispositivo de seguridad compuesto por miles de policías y soldados colombianos, respaldados por personal de seguridad de la Organización de las Naciones Unidas y de Estados Unidos.

La cumbre se blinda ante el acecho de la mayor facción disidente de la extinta guerrilla de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC), que rechazó el acuerdo de paz de 2016 y supone una amenaza para la seguridad de este vasto foro diplomático y económico.

El Estado Mayor Central, en guerra contra el gobierno de izquierda de Gustavo Petro, ensombreció el evento con advertencias a las delegaciones y augurar que será un “fiasco”.

“Nerviosos estamos todos, para que no pase nada malo”, dijo el mandatario, en una base militar del departamento de Arauca, fronterizo con Venezuela.

Esta 16ª Conferencia de las Partes (COP16) del Convenio sobre la Diversidad Biológica (CDB) de Naciones Unidas se prolongará hasta el 1 de noviembre.

Bajo el lema “paz con la naturaleza”, la cumbre tiene la tarea de idear mecanismos de seguimiento y financiación que garanticen el cumplimiento de los 23 objetivos acordados en 2022 en Montreal para “detener e invertir” la destrucción de especies.

En Cali y departamentos aledaños, la guerrilla arremete en medio de una ofensiva militar en el sudoeste, donde se le acusa de narcotráfico y minería ilegal.

Las autoridades colombianas dicen que la seguridad de la COP16 está garantizada.

Colombia, uno de los países más biodiversos del planeta, aprovecha esta oportunidad para liderar la campaña mundial en favor de la naturaleza, al tiempo que se enfrenta a los estragos de la deforestación, la minería irregular y el tráfico de cocaína.

Los delegados no la tienen fácil. Quedan cinco años para alcanzar el objetivo de proteger el 30% de las zonas terrestres y marinas de aquí a 2030.

Hasta ahora, solo 29 de los 196 países firmantes del convenio de biodiversidad de la ONU han presentado estrategias nacionales antes de la fecha límite de la COP16, y la financiación se está quedando muy corta.